lunes, 22 de marzo de 2010

Quién soy yo?

Quién soy yo?

He aquí una buena pregunta,
para hacersela al hombre por la tarde
cuando ya está cansado
y se sienta en el umbral de la noche.

Si se abriese ahora, de improviso, la puerta,
y alguien se adelantase a preguntarme,
quién soy yo?...
no sabría como me llamo.

En la mañana nos bautizan,
al medio día, el Sol ha borrado nuestro nombre
y en la tarde, quisieramos bautizarnos a nosotros mismos.

Salimos de aventura en la madrugada, por el mundo,
con un nombre que nos prende en la solapa,
y creemos que por ese nombre,
van a llamarnos los pájaros...
¡No nos llama nadie!.

Y cuando ya estamos rendidos de caminar
y el día va a quebrarse,
para no perdernos en la sombra,
gritamos enloquecidos y angustiados
Quién soy yo?
y nadie nos responde.

Entonces miramos hacia atrás
para ver lo que dicen nuestros pasos,
y comenzamos a desifrar
y a organizar las huellas
que aún no ha borrado el viento.

Es la hora que el caminante quiere
para escribir sus memorias; cuando dice:
"Les contaré mi vida a los hombres,
para que ellos digan:
"Si es un poeta, querrá contársela
también a los pájaros,
y a los árboles.
Si el poeta es un poco arquitecto,
y algo más orgulloso
talvéz se atreva
a contarle su vida a las piedras;
y dirá:
"Construiré mi morada,
mi sepulcro y todo,
con las piedras más firmes que he tallado.
Yo no sé si soy un poco arquitecto
y algo más orgulloso
que cualquier hombre.
Que orgulloso y enloquecido,
se afane en bautizarse a sí mismo,
por un nombre por el que puedan llamarlo:
Los pájaros,
los árboles,
las piedras.
Con un nombre que no derribe el viento."

El poeta le cuenta su vida primero a los hombres,
después cuando los hombres se duermen
a los pájaros.
Más tarde, cuando los pájaros se van,
se la cuenta a los árboles.

Todo esto se puede traducir de esta manera.
Lo que cuenta a los hombres, está lleno de orgullo.
Lo que cuenta a los pájaros, está lleno de música.
Lo que cuenta a los árboles, está lleno de llanto.

Y todo es una canción compuesta por el viento
de lo cual después
este desmemoriado y único espectador
apenas podrá recordar una palabra.
Pero estas palabras que recuerde
son las que no olvidan nunca las estrellas.

Lo que cuenta el poeta a las piedras,
está lleno de ETERNIDAD,
y esta es el canción del destino
que tampoco olvidan las estrellas.

2 comentarios:

  1. soy orion
    este poema lo lei en la escuela no se de quien es era muy niño, recuerdo que nos hicieron gorras y playeras con un signo de admiracion, y todos juntos deciamos ¿quien soy yo?. gracias. por que pude recordar.

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  2. Excelente en realidad, un poema muy reflexivo, quien soy, quiza mañana nadie sabra quien soy yo.

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